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España despunta en el Premio Mies van der Rohe

27 abril 2021

La significativa participación española y los proyectos de vivienda colectiva marcan esta edición. El comisario de Premios y programas de la Fundación Mies van der Rohe Ivan Blasi nos aporta su visión.
 

Por Marta Rodríguez Bosch


Pionera cooperativa de viviendas La Borda, Barcelona. De Lacol Arquitectos.
© Foto: Lluc Miralles


Recientemente anunciada la primera lista de 449 obras seleccionadas para el Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea - Premio Mies van der Rohe, España figura a la cabeza con 31 obras construidas en el propio país, más tres en el extranjero. A un año de conocerse el proyecto ganador de la edición 2022, ya se perfilan tendencias.

Ivan Blasi –comisario de Premios y programas de la Fundación Mies van der Rohe-  explica a A@W como en este certamen, además de la calidad de la obra arquitectónica, es fundamental el interés real por la arquitectura de todas aquellas personas involucradas: arquitectos, promotores, clientes, habitantes, usuarios, paisajistas, urbanistas, ingenieros, artistas, diseñadores, políticos, geógrafos, sociólogos... pues incide en la transformación de parte del territorio. La propia misión del EU Mies Award y la Fundación Mies van der Rohe es la divulgación de la arquitectura.


Cinco viviendas sociales en Son Gotleu, Palma de Mallorca. Del Institut Balear de l’Habitatge.
© Foto: José Hevia

“La experiencia general de formar parte de algo importante, porque atañe a toda la sociedad –señala Blasi- tiene un impacto a la hora de comunicar y dar a conocer las obras. Nos encontramos que los expertos que las nominan, además de proponer de los territorios en los que residen, también nominan obras, por ejemplo españolas, porque en algún momento han tenido alguna experiencia con ellas o noticia”. 


Espacios comunes de vivienda social en la antigua fábrica Fabra & Coats, Barcelona. Roldán+Berengue arquitectos. © Foto: Jordi Surroca + Gael del Río

La vivienda colectiva es el principal programa representado en España. Está en consonancia con el contexto de esta edición donde, por primera vez desde 2003, la vivienda supera al equipamiento cultural en la participación global. Para Ivan Blasi indica que se está entendiendo lo importante de una vivienda de calidad, desde el punto de vista espacial, pero también desde las políticas de vivienda y su construcción. Deficiencias ya conocidas, la pandemia de la Covid las ha puesto muy de relieve.

Es fundamental un buen punto de partida, más allá de los mínimos requeridos por las normativas. Lo ejemplifica muy bien el último ganador del premio Mies 2017: la transformación de 530 viviendas en Burdeos del estudio Lacaton & Vassal (que el reciente Premio Pritzker 2021 re-avala como despacho de referencia). “En el espacio nuevo de ampliación de estas viviendas de los años 60, no se pretendía dar un uso concreto o una manera específica de habitarla –observa Blasi-, sino la posibilidad de que hubiera unos metros cúbicos en los que seguro que sus habitantes han podido disfrutar durante el confinamiento”. Y recalca la importancia de que los proyectos de vivienda colectiva no se financien solamente a través de administraciones públicas, sino también de promotores privados que ven económicamente viable que la vivienda no sea ni un lujo ni el resultado de un “copy paste” sin sentido, sino un espacio realmente atractivo para sus habitantes.


Edificio Santa Clara, Gerona. Transformación de edificio de oficinas en viviendas. De Lagula.
© Foto: Adrià Goula

En esta edición sobresalen las transformaciones de edificios existentes (fábricas, antiguas oficinas) en vivienda y el uso de la madera tanto en estructuras como en acabados. En proyectos realizados por cooperativas, más habituales en países centroeuropeos, los habitantes participan en la conceptualización y desarrollo, y el resultado acaba siendo de su propio interés. Una asignatura pendiente en España, que ahora comienza a dar algunos frutos y ejercen de catalizador para las instituciones y la creación de nuevas cooperativas.


El Molinete Museo Arqueológico, en Cartagena. Temperaturas Extremas Arquitectos.
© Foto: Luis Asín

¿De qué manera los proyectos españoles nominados  contribuyen a construir ciudades e infraestructuras más sostenibles y resilientes?  “A veces nos preguntamos cómo puede construir ciudad una casa unifamiliar- reflexiona Blasi-. Pero tenemos como ejemplo el ganador emergente de 2015, la Casa Luz. Justamente es fruto de un proyecto para ayudar a recuperar la vida en un pueblo de la España vaciada. En esta edición hay el grupo de obras que trabajan con el patrimonio; recuperarlo o transformarlo es una manera de entender el valor de diferentes identidades y en consecuencia tener una actitud sostenible con el entorno social y natural”.


Espacio social Teleclub en un pequeño pueblo de Soria, de Bizna estudio.
© Foto: Imagen Subliminal

Además de vivienda, despuntan obras que dan pie a la interacción social, a que la gente se encuentre y comparta. Centros culturales, sanitarios, etc “son los que permiten que los lugares donde vivimos devengan lugares de conversación y debate –apunta- y ello construye la ciudad o el pueblo o consolida de una manera peculiar una parte de nuestro entorno natural”.













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