En los últimos años, el mundo del diseño arquitectónico ha tenido que prestar cada vez más atención a las cuestiones medioambientales, a la protección del territorio y del paisaje, introduciendo metodologías y tecnologías orientadas a la búsqueda de una mayor eficiencia en el uso de los recursos naturales.
Si en el pasado las disciplinas urbanísticas constituían los principales términos de referencia para el proyectista, es evidente que en el contexto de un marco normativo en continua evolución y, más recientemente, de un debate centrado en el valor simbólico, además de funcional, de la arquitectura, serán las tecnologías, los procesos y las propias modalidades de gestión del sector los que definan las líneas de desarrollo en el futuro, dentro y más allá del perímetro de una evolución tanto ética como estética.
Arte Sella: Gianadrea Gazzola, Lo Stilo, 2013-2020.
© Foto: Giacomo Bianchi
Posibilidades inéditas, tanto a nivel creativo como en materia de inversión, parecen estar empezando a apuntar a nuevos tipos de intervenciones, con un gran valor atribuido a los parámetros que definen las características de la arquitectura, capaces de legitimar sus razones y su papel como auténtico vector económico y social. Una dirección orientada a fomentar la innovación conforme a principios que sean verdaderamente sostenibles, y no solo conforme a una retórica generalizada.
Tradicionalmente, el enfoque multidisciplinar ha permitido a la arquitectura asimilar las exigencias de cada época, así como sintetizar y sublimar, en la dimensión concreta de lo construido, los múltiples valores que puede expresar.
Arte Sella: Kengo Kuma, Kodama, 2018-2020. © Foto: Giacomo Bianchi
En la cultura occidental, la investigación artística siempre ha representado una perspectiva privilegiada desde la que observar los fenómenos y las transformaciones que están teniendo lugar. En las artes visuales, por ejemplo, ha sabido captar y anticipar la revolución digital a través del trabajo experimental de los creadores de vídeos y artistas digitales. En la escultura, ha identificado una vía de salida para no confinar la obra de arte a los museos o al contexto elitista de las galerías privadas, introduciendo un valor performativo y modalidades inéditas, propias de las instalaciones y del arte público.
Arte Sella: Edoardo Tresoldi, Simbiosi, 2019-2020. © Foto: Giacomo Bianchi
En este contexto se inscriben las experiencias llevadas a cabo en Italia, en un emplazamiento considerado actualmente como una elección internacional: Arte Sella, cerca de Borgo Valsugana (Trento). Desde hace más de treinta años, se invita a autores de todo el mundo a intervenir e interactuar con el espacio natural para crear artefactos a lo largo de un camino de 5 km dentro del bosque en el frondoso valle de Sella, del que toma el nombre la exposición.
Arte Sella es un verdadero y auténtico museo-laboratorio al aire libre con instalaciones permanentes donde se siguen creando obras nuevas cada año con el espíritu de confiar la intervención humana al destino que dicte la naturaleza.
Un intrigante proceso de metamorfosis acompaña a cada acción, estableciendo el «retorno» de la materia al bosque. De hecho, todas las obras se realizan a partir de materiales naturales, como madera de poda, piedras y tierra, y son diseñadas y construidas por los artistas allí mismo para poder seguir su evolución progresiva. Así, hay obras que perduran en el tiempo y otras que viven de su precariedad. Esta filosofía conforma la base de una actitud no invasiva, más bien de alianza, que nos lleva de regreso a los valores fundamentales de la relación entre los humanos y la naturaleza.
Arte Sella: Ian Ritchie, Levitas, 2019-2020. © Foto: Giacomo Bianchi
Durante los últimos tres años, Arte Sella ha estrechado relaciones cada vez más estables con artistas y también con arquitectos, acogiendo a algunos de los protagonistas absolutos de la escena contemporánea, desde Michele de Lucchi hasta Kengo Kuma, pasando por Eduardo Souto De Moura, Ian Ritchie y ahora también Stefano Boeri. Arquitectos que han captado la belleza del lugar y cultivado la actitud perseverante de trabajar en la naturaleza y para la naturaleza que distingue a Arte Sella, proponiendo intervenciones que oscilan entre la arquitectura y la pura instalación, obras que solicitan continuamente la implicación del interlocutor.
Arte Sella: La Catedral Vegetal, de Giuliano Mauri, 2001-2020. © Foto: Giacomo Bianchi
Inaugurada en las últimas semanas, y la última en orden cronológico, Tree-Room, de Stefano Boeri, es una sala al aire libre en el bosque que retoma el espíritu de la que quizás sea la obra más representativa e «histórica» de Arte Sella: la Catedral Vegetal de Giuliano Mauri. Con «Tree-Room», nombre cuya pronunciación recuerda a la palabra árbol y al número tres en un juego de homofonía, Boeri nos invita a reflexionar, a tomar asiento dentro de una sala «virtual» al aire libre donde puede observarse y contemplarse, desde un asiento circular, la presencia de tres árboles. La individualidad, la unicidad, así como las afinidades biológicas y orgánicas, animan un diálogo imaginario con el sujeto, activan los mecanismos perceptivos primarios que el visitante está invitado a experimentar «para sentir la diferencia», como afirma Stefano Boeri, y captar una temporalidad diversa, «la percepción de movimiento o de estabilidad».
Arte Sella: Stefano Boeri, Tree-Room, 2020. © Foto: Giacomo Bianchi
Diseñada para adaptarse al desnivel del terreno existente, la obra está constituida por una estructura circular de 12 metros de diámetro que abraza tres árboles en su interior, símbolo de los bosques arrasados por la tempestad Vaia el 29 de octubre de 2018. El material elegido para su realización es madera de alerce alpino, controlada y certificada (FSC y PFSC). Los cimientos están conformados por placas de acero corten acanaladas sobre las que descansan los discos circulares de alerce natural de color rosado, intercalados con pilares portantes verticales de alerce natural tratado.
Arte Sella: Stefano Boeri, Tree-Room, 2020.
© Foto: Giacomo Bianchi
Originalmente escrito por Enrico Leonardo Fagone