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Nuevas topografías de ladrillo cerámico

27 abril 2021

Arquitectos y urbanistas otorgan a este elemento constructivo nueva elocuencia, y exploran la adaptación física y simbólica a la topografía en sus diversas escalas.

Por Marta Rodríguez Bosch 



Casal del Barrio en la Trinitat Nova de Barcelona, de Bayona-Valero Arquitectos y Cantallops-Vicente Arquitectos. © Foto: Jordi Surroca y Gael del Río

Pieza constructiva elemental en arquitectura, cuando el ladrillo cerámico se presenta a cara descubierta, su materialidad próxima a la misma tierra que pisamos y la regularidad de la unidad repetida lo impregna todo. De escala humana y manejable con la mano, el sistema de trabado en hiladas propicia configuraciones rítmicas. Un número creciente de proyectos con variadas interpretaciones, ofrecen una renovada expresividad del material.

Mediante ladrillo se ancla el edificio al lugar en el Casal del Barrio en la Trinitat Nova de Barcelona, proyecto de Bayona-Valero Arquitectos y Cantallops-Vicente Arquitectos. Lo escogieron por ser el material de pavimentación de todo el conjunto de calles peatonales donde se debía asentar. Completamente realizado con klinker caravista, configura  una suerte de  montículo de terracota  allí donde la urbe termina. “El edificio emerge de la urbanización -explican los arquitectos- aprovechando la topografía de la calle para generar una nueva plaza-mirador al final del recorrido del paseo. Y se mimetiza con el lugar”.


El Casal del Barrio en Barcelona, fusiona el edificio con el espacio urbanizado del entorno. 
© Foto: Jordi Surroca y Gael del Río

Concebido para dinamizar la actividad social del barrio, es un edificio que aprecia el entorno. Se cierra sobre sí mismo. Pero también se abre mediante celosías (hacia la montaña y  la ciudad) que favorecen la entrada de luz natural, aportan matices visuales, ambientales y un cerramiento seguro.  De noche, iluminado, se convierte en una gran linterna. La pieza cerámica favorece paredes fono absorbentes que mejoran el comportamiento acústico.  “La homogeneidad del material cerámico genera un volumen abstracto y silencioso que busca la máxima integración en el espacio natural del lugar”, señalan sus autores.


Viviendas unifamiliares del estudio De Lapuerta + Campo Arquitectos, en Madrid.
© Foto: Rocío Romero

En el conjunto de 4 viviendas unifamiliares en Madrid, del estudio De Lapuerta + Campo Arquitectos, distintas superficies se cierran al exterior y al norte, cubriendo los volúmenes con un caparazón cerámico. Se preserva así la privacidad vecinal, mientras se abren al jardín a través de paños de vidrio. La cerámica se ha colocado importando otros sistemas constructivos  (sin mata-junta, sardinel, gran formato, aparentando ser baldosines…). “La cerámica permite que todo el proyecto pueda resolverse prácticamente con el detalle de cubierta/fachada”, observan los autores. Las fachadas  se elevan por un pie de ladrillo perforado colocado a tizón, armado con acero de formato inglés. Y la plaqueta de la cubierta, con las dimensiones del ladrillo del muro, alinea el conjunto.


De Lapuerta + Campo dan continuidad a fachada y cubierta con la pieza cerámica.
© Foto: Rocío Romero

Con aspecto de arpillera de terracota, el detallado desarrollo incluye el diseño de ladrillos especiales para resolver las esquinas. Una pieza rombo soluciona tanto ángulos agudos como obtusos. También se han fabricado por encargo los vierteaguas y remates superiores de las viviendas. 
“A veces nos daba la sensación de estar diseñando una casa para un jardín ideal, más que al contrario”, comentan los arquitectos.  Y seguramente ese  caparazón de arcilla sea el material más próximo a la tierra del jardín.


El despacho Michèle&Miquel firman el Jardín Niel, en Toulouse.
© Foto: Miquel Batlle-Michèle Orliac

En el Jardín Niel en Toulouse, los arquitectos y paisajistas Michèle&Miquel lo utilizan como pavimento unificador y les facilita una óptima convivencia con la vegetación. El ladrillo da una buena resolución de los detalles constructivos, permeabilidad y el ajuste preciso a la topografía. Gracias al empleo de grandes “alfombras” de 1 x 10 m, formadas por piezas cerámicas tejidas a una malla metálica flexible, se adapta a las ondulaciones del terreno en todas las direcciones del espacio. El formato 30x5x6 cm se ha elegido por ser el tradicional toulousaine, y el enmallado es la adaptación del sistema patentado llamado Flexbrick. “La matriz de la malla –señalan los autores- permite jugar con la densidad de las piezas cerámicas, dejando vacíos “aleatorios” en los extremos y conseguir así una transición difusa entre el pavimento y la hierba. No hay límites ni bordes en los cambios de materia”.


El ladrillo en el Jardín Niel favorece un ajuste preciso a la topografía.
© Foto: Miquel Batlle-Michèle Orliac

Michèle&Miquel ha transformado el clasicismo y rigidez original vinculado a los pabellones de un recinto militar, en un nuevo paisaje fluido y dinámico, de relieve ondulante sobre la antigua plaza de armas, con el que evocan las colinas de la región. “La nueva topografía –apuntan- aporta un desorden que, aun conservando la vista hacia el edificio del Etat Major, añade nuevos horizontes que se superponen y cambian al deambular".   

 

 

 

Nuevas topografías de ladrillo cerámico
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