A los escandinavos les encanta disfrutar de la naturaleza, pero las cabañas y casas de campo de nueva construcción son caras y ponen en peligro entornos vulnerables y vírgenes. Por eso, algunos se decantan por las microcabañas prefabricadas de diseño arquitectónico.
Se puede sacar al escandinavo de la naturaleza, pero nunca se puede sacar la naturaleza del escandinavo. La mera mención de "hytta" o "stugan" ("cabaña/casa de campo" en noruego/sueco) basta para que muchos nórdicos se queden extasiados.
Lejos de la tradicional cabaña de madera escandinava, la moderna "Stranda30" te resguardará de la lluvia y la nieve tan bien como lo haría una cabaña más grande. © Strandahytta
Aunque la cercanía a la naturaleza forma parte del alma escandinava desde hace generaciones, las cabañas contemporáneas no son para todo el mundo. En Noruega suelen costar unos 500.000 euros o más, lo que en muchos casos es más que una vivienda familiar. Muchas cabañas modernas se construyen en pueblos o aldeas abarrotadas al pie de un telesilla. Aunque estas cabañas suelen ser espaciosas y tener muchas comodidades, el entorno puede ser una imitación pálida y cuidada de la naturaleza silvestre.
También suscitan problemas de sostenibilidad. Las cabañas grandes requieren mucho material, espacio, recursos e infraestructuras. Esto hace que los proyectos de construcción entren cada vez más en conflicto con los intereses medioambientales y las comunidades locales.
La ingeniosa arquitectura interior ofrece mucho espacio para ti y tus pertenencias en el interior de madera contrachapada de la microcabaña "Rasta". © Aksel Jermstad/Norske Mikrohus
Una nueva tendencia de lujo
"La inflación, los préstamos cada vez más caros y un coste de la vida en general más elevado apuntan hacia cabañas más pequeñas y asequibles. Las microcabañas cuestan una fracción de una cabaña nueva más grande, y esto abre la puerta a mucha gente que, de otro modo, se vería excluida del mercado. Además, su huella ambiental es mucho menor", afirma David Reiss-Andersen, cofundador de Norske Mikrohus, empresa especializada en la construcción de microcasas.
Al principio, las microcabañas eran conversiones de edificios ya existentes, por ejemplo, almacenes o pequeños graneros conectados a granjas remotas, o bien diseñadas y construidas desde cero, a menudo por los propios arquitectos. Hoy, la prefabricación manda. Siguiendo el ejemplo de la construcción de microviviendas, los arquitectos diseñan los modelos de cabaña. La construcción se lleva a cabo en una fábrica, una vez terminada la cabaña se transporta a la obra en un camión y se coloca en su ubicación con una grúa.
Mientras que muchas cabañas modernas se encuentran a poca altura en el paisaje, la icónica "Utsikten" parece flotar en el aire, ofreciendo una visión diferente de lo que puede ser una microcabaña. © Norgeshus
Nada que ver con las cabañas tradicionales
Desde el punto de vista arquitectónico, el aspecto de una microcabaña puede variar, pero a menudo es sorprendentemente diferente de las cabañas y casas de campo más grandes y convencionales. Mientras que muchas de las nuevas "macrocabañas" se inspiran en el pasado, los compradores de microcabañas suelen preferir un exterior más sobrio y minimalista.
En el interior se trata de aprovechar al máximo el espacio disponible sin saturarlo. Se esperan espacios de almacenamiento ingeniosos, muebles multifuncionales, altillos y planos de planta abierta.
Las normativas de construcción no siempre están a la vanguardia del sector, y lo mismo ocurre con las microestructuras. Sin embargo, las cosas avanzan.
"La nueva normativa que entró en vigor este mes de julio es muy útil porque define lo que es una microvivienda en términos legales. Esto hace posible que los compradores potenciales de estructuras de menos de 30 m2 obtengan un préstamo para la construcción, y también ayuda de las administraciones locales para dar cabida a las microviviendas", argumenta Reiss-Andersen.
Strandahytta ha optado por un diseño elegante y minimalista con la impresionante cordillera alpina de Sunnmørsalpene como telón de fondo. © Strandahytta
Los precursores abren camino
Aunque esta normativa no se refiere específicamente a las microcabañas, Reiss-Andersen cree que todos los tipos de microviviendas se beneficiarán de ella. Afirma que el negocio ha recorrido un largo camino desde sus orígenes, un tanto desregulados, con las autocaravanas.
"Las personas que ya han empezado a adquirir microcabañas son lo que llamamos los precursores, y están ayudando a que el sector avance. Creo que vamos a ver un aumento de la actividad en los próximos dos años, a medida que el proceso se suavice y más gente empiece a darse cuenta de que la tendencia de las microcabañas ha llegado para quedarse. Esto, a su vez, dará lugar a pueblos de microcabañas más compactos y con un impacto notablemente menor tanto en el clima como en el medio ambiente y la fauna locales", afirma.
Aunque cada vez más gente se plantea comprar su propia microcabaña, todavía hay obstáculos que superar. Uno de ellos, según Frode Mork, cofundador de Strandahytta, es la capacidad de producción.
Tradicional en su forma pero moderna en todos los demás sentidos, la microcabaña "Rasta" ofrece lo mejor de ambos mundos. © Aksel Jermstad/Norske Mikrohus
"Incluso sin apenas hacer campañas de marketing, estamos observando un creciente interés por nuestros micromodelos, sobre todo por parte de familias jóvenes que quieren comprar su propia cabaña, así como de gente que quiere construir para alquilar. Ahora mismo, toda nuestra capacidad se destina a proyectos de apartamentos, pero si este interés se mantiene, intentaremos volver a fabricar más microcabañas a partir de la primavera que viene", dice Mork.
Originalmente escrito po Henning Prytz Poulsen